Introducción a la Hidrolaterapia
La Hidrolatoterapia, o terapia con hidrolatos, es una rama de la Aromaterapia, que a su vez forma parte del campo más amplio de la Fitoterapia. Es una terapia holística, es decir, sana y busca equilibrar la entidad Cuerpo-Mente.
Si asistimos a la destilación de una planta, se obtienen dos productos muy valiosos, muy distintos entre sí: por un lado, el aceite esencial y, por otro, el hidrolato, es decir, el agua impregnada con las mismas moléculas aromáticas que los aceites esenciales.
En el espacio de una década, los aceites esenciales han hecho un progreso notable en la conciencia colectiva. Desgraciadamente no puede decirse lo mismo de los hidrolatos, que a menudo son poco conocidos o incluso desconocidos por el gran público.
Sin embargo, estas «aguas mágicas» también poseen virtudes terapéuticas, derivadas de la planta, pero también de la inconmensurable capacidad purificadora del agua.
Estas cualidades permiten a quienes las utilizan purificarse y curarse simultáneamente, lo que a menudo acelera el proceso de curación, especialmente si entran en juego factores psico-emocionales.
Qué es un Hidrolato
Según la farmacopea, «las aguas vegetales se obtienen por destilación al vapor de agua de diversas partes de plantas aromáticas y no aromáticas. Están constituidos por la fase acuosa recondensada (o hidrolato) y separada del aceite esencial cuando lo hay».
En la práctica, cuando una planta aromática se destila por vapor, se obtienen dos fases. La primera corresponde al aceite esencial, que es totalmente hidrofóbico, es decir, que no se mezcla con el agua. La segunda corresponde al agua de destilación, que es totalmente hidrofílica, ya que es agua. Esta última contiene una ínfima parte de principios activos, y es la que conocemos como hidrolato o agua floral.
A la salida del alambique, el hidrolato presenta a menudo un aspecto ligeramente lechoso, de ahí su nombre, que combina agua «hidro» y leche «lat».
Si hablamos en términos de concentración de moléculas, los hidrolatos son mucho menos potentes que los aceites esenciales, pero no por ello dejan de ser interesantes. Su «suavidad» significa que pueden ser empleados por bebés, mujeres embarazadas, niños, personas sensibles...
A veces se consideran un subproducto de los aceites esenciales, aunque pueden ser igual de eficaces según los usos a los que se destinan.
Los hidrolatos se pueden obtener destilando plantas NO aromáticas, a diferencia de los aceites esenciales. Por lo tanto, es posible obtener hidrolato sin aceite esencial. Es el caso, por ejemplo, del hidrolato de Aciano, de Tilo o de Hamamelis.
Por Qué Utilizar Hidrolatos
Los hidrolatos son potentes agentes terapéuticos por derecho propio. A menudo considerados como un «subproducto» del proceso de destilación, son extremadamente útiles, agradables de usar y cuentan con un buen número de aplicaciones seguras, efectivas y versátiles.
Las aguas florales poseen una naturaleza delicada y un ligero aroma. Son ideales para situaciones que requieren cuidados aromáticos suaves, especialmente para niños, ancianos, personas muy sensibles y personas muy debilitadas por la enfermedad. No requieren dilución y se pueden aplicar directamente sobre la piel.
Por estas razones, algunos hidrolatos son excelentes tónicos para la piel, ambientadores, aditivos para el baño y bases para perfumes, a la vez que son perfectos para añadir a cremas, lociones y geles ligeros.
También pueden ser muy eficaces cuando se utilizan para ayudar a tratar afecciones de la piel, cuando se requiere una base no grasa, en particular en ciertas formas de eccema y afecciones de las pieles grasas.
Aceites Esenciales VS Hidrolatos
Si bien los aceites esenciales bien empleados pueden ser muy beneficiosos, deben utilizarse con mucha precaución y siguiendo los consejos de un profesional especializado y experimentado. Los aceites esenciales pueden:
● Resultar peligrosos para los niños pequeños.
● Resultar peligrosos para las mujeres embarazadas y lactantes.
● Resultar peligrosos en caso de personas que siguen un tratamiento anticoagulante.
● Ser sensibilizantes.
● Ser fototóxicos.
● Ser peligrosos para el uso en mascotas (gatos, pájaros y otros animales pequeños).
Por su parte, los hidrolatos pueden utilizarse en muchísimas situaciones sin riesgo. No obstante, se han identificado algunos riesgos:
● En caso de embarazo, se recomienda evitar ciertos hidrolatos, como el de Ciprés, Aciano, bayas de Laurel, bayas de Enebro, Romero y Salvia.
● En caso de enfermedad renal, es preferible evitar el consumo de Ciprés, bayas de Enebro y Solidago de Canadá.
● En caso de cáncer, debe evitarse el consumo de bayas y hojas de Laurel.
● En caso de trastornos epilépticos, se recomienda evitar el Té de Labrador.
De forma general, recurre preferentemente a las aguas florales en los siguientes casos:
● Uso en niños
● Uso en animales domésticos
● En caso de cortes, rasguños y heridas
● En la elaboración de lociones
● Uso tópico sin dilución
● Perfume
● Cuidado de la piel
● Pulverización de ropa
Los aceites esenciales son mucho más potentes que los hidrolatos y se pueden utilizar de otras maneras, como por ejemplo:
● Difusión atmosférica
● Problemas cutáneos tópicos más graves (siempre diluidos)
● Combatir gérmenes y ayuda en caso de resfriado
● Soluciones de limpieza
● Supositorios e ingestión para los problemas agudos de salud (bajo supervisión médica).
Aplicaciones de los Hidrolatos
● Hidratación de la piel.
● Tonificación: los hidrolatos de Rosa, Azahar o Lavanda son tónicos maravillosos para la piel. Simplemente aplica sobre la piel con un algodón empapado y limpia el rostro antes de hidratarlo, mañana y noche. Presta especial atención a las zonas grasas (la zona T), ya que los hidrolatos ayudan a «levantar» las impurezas.
● Calmar las quemaduras solares.
● Refresca los efectos de los sofocos.
● Refrescar el rostro sea cual sea el tipo de piel: usa los hidrolatos para preparar tus propias mascarillas y sprays faciales calmantes y refrescantes.
● Ideales como bruma corporal.
● Dolores o inflamación: se pueden preparar compresas frías o calientes con hidrolatos de Lavanda y/o Manzanilla para aplicar sobre las zonas inflamadas o con dolor. También se pueden añadir hidrolatos al agua del baño para ayudar a aliviar el estrés y la tensión.
● Ropa de hogar: rocía el hidrolato sobre la ropa para proporcionar aroma y frescor.
● Perfumes: son una excelente base de perfume si te gusta componer tus propios perfumes.
● En bruma para las plantas de interior.
● Hacer «toallitas húmedas» para las manos, la cara y el culito del bebé (vaporizar simplemente sobre un pañuelo).
● En la cocina, disfruta, por ejemplo, de un yogurt natural con agua de rosas.
● ¿Ojos cansados?: empapa dos discos de algodón con hidrolato de rosa y colócatelos sobre los ojos mientras te bañas o en la cama. Es maravillosamente relajante y tiene un gran efecto sobre la reducción de la inflamación. Si el hidrolato lo conservas en frío (lo cual es muy recomendable debido a su corto tiempo de conservación), el efecto frío ayudará a obtener un resultado óptimo.
A Propósito de los Hidrolatos
● La composición de los hidrolatos los hace activos pero muy suaves, tolerados por las mucosas, no causando adicción ni interacción con otros tratamientos. En resumen, no tienen ninguna contraindicación particular y, por lo tanto, pueden ser utilizados por mujeres embarazadas y en período de lactancia y bebés menores de 3 meses. Sin embargo, la composición de algunos de ellos, que pueden contener cetonas, no se conoce con precisión, por lo que están contraindicados para las mujeres embarazadas y los niños menores de 3 meses. Además, una alergia a un aceite esencial, es señal de una posible alergia al hidrolato correspondiente.
● Los hidrolatos, al igual que los aceites esenciales, también pueden utilizarse en sinergia. Combinar varios de ellos (generalmente 3 máximo) permite multiplicar sus efectos por diez y completar sus acciones para obtener un cuidado completo. También suaviza el olor cuando nos resulta desagradable pero queremos disfrutar de sus beneficios.
● De la misma forma que los aceites esenciales, los hidrolatos son muy sensibles a la luz y al calor, pero además estos últimos son sensibles a las infecciones microbianas. Cuando el envase está precintado, pueden conservarse entre 12 y 24 meses, pero una vez abiertos, deben usarse dentro de los 2 o 3 meses siguientes. Conservarlos en el frigorífico en caso de calor elevado, los protegerá de una degradación demasiado rápida y puede prolongar su vida útil. Pueden formarse depósitos blancos en el fondo del frasco, pero son completamente inofensivos. Generalmente, las pruebas olfativas y visuales son suficientes para determinar si el hidrolato es todavía utilizable o no. Es imprescindible que se envasen en botellas tintadas y preferible que estén a una temperatura inferior a 18o C.