Aromaterapia y Aceites Esenciales para la Salud, la Belleza y el Bienestar
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Psicoaromaterapia

Amígdala, Memorias y Emociones

La ciencia apoya la observación de una conexión vital entre los olores y las emociones. Los receptores olfativos precisos dentro de la nariz reciben estímulos sensoriales, seamos o no conscientes de ellos, estos estímulos desencadenan señales electroquímicas a través de las neuronas del sistema límbico del cerebro y de la amígdala: nuestro centro de memoria emocional. Según Candace Pert (1997), la amígdala actúa como almacén de traumas y contiene la concentración más densa de neuropéptidos -los neurotransmisores que actúan como señales emocionales.

Esta alta concentración de neuropéptidos puede afectar a la memoria celular. La amígdala recibe la información de los olores antes que los centros cerebrales superiores, y activa el sistema nervioso autónomo en respuesta a recuerdos agradables o traumáticos antes de que cualquier información llegue a la corteza cerebral para la toma de decisiones. Claramente el olor, no el sonido, es el sentido primario que inconscientemente se activa y afecta a los recuerdos traumáticos almacenados en la amígdala. El olfato puede, por tanto, usarse para sanar memorias traumáticas almacenadas en el centro cerebral.

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Psicoaromaterapia

El empleo de los aromas de las plantas para sanar al ser humano se remonta al principio de los tiempos. El reino vegetal y el reino humano están unidos de forma inextricable y evolucionan conjuntamente desde la aparición en el planeta de nuestra especie. Esa evolución conjunta dota a ciertos vegetales de propiedades específicas: algunos son alimento, otros son medicina, otros son remedios que reorganizan los campos energéticos sutiles del ser humano.

La Psicoaromaterapia es un redescubrimiento de lo que nuestros antepasados, en comunión con la naturaleza, practicaban de forma natural y cotidiana siempre que enfermaban. In firmus, del latín “no firme”, hace referencia a la debilidad en sentido físico y moral. Aegrimonia es un término latino más correcto para designar melancolía, tristeza, dolor y enfermedad, por lo que en su época se empleaba para apelar al concepto actual de “enfermedad”. Nuestros antepasados tenían muy claro que cualquier trastorno “enfermedad” del cuerpo, tenía una repercusión en el alma y viceversa, es decir, que todo está relacionado y todo se interpenetra y condiciona entre sí.

La moderna aromaterapia, y la psicoaromaterapia como enfoque afinado que tiene en cuenta todas las dimensiones del ser humano (sutil-espiritual, mental-emocional, física), proponen la sanación.

Sanar proviene del latín sanare (restaurar la salud) y sanare viene de sanus (sano, sensato, que no está loco), es decir, vamos a hablar de aceites que sanan, que nos devuelven la sensatez, no de aceites que curan (curare: cuidar, preocupar).

Según las enseñanzas de los Vedas, el universo es Conciencia Pura o Inteligencia Divina. Las plantas, igual que los seres humanos, están vivas y tienen conciencia. Ambos tipos de conciencia se interrelacionan, ya que forman parte de una mayor. “La esencia de toda existencia es la tierra. La esencia de la tierra es el agua. La esencia del agua es la planta. La esencia de las plantas es el ser humano” (Chandogya Upanishad 1.1.2.).

La Psicoaromaterapia estudia el efecto de los aceites esenciales sobre la mente, la psique, las emociones. Los estudia porque busca soluciones para el dolor y el sufrimiento humanos. Su campo de trabajo es especialmente sensible a los problemas que supone la fragmentación (producto último de la conciencia de dualidad) y que se manifiestan desde lo psíquico a lo físico, pasando por lo mental y espiritual… y traduciéndose básicamente en dolor, desdicha y sufrimiento.

La única manera de llegar realmente a solucionar dicho dolor y sufrimiento, ha de pasar necesariamente por integrar las partes en conflicto, las partes olvidadas y rechazadas, las partes odiadas de nuestra experiencia vital. Esto no puede hacerse desde la conciencia dual (bueno-malo, blanco-negro), es totalmente imposible. Hay que subir un peldaño más en la Conciencia. Un peldaño que conduzca a vislumbrar esa Unidad teórica de la que hablan todas las tradiciones espirituales genuinas, y si es posible, que permita vivirla, sentirla, en la propia carne mortal. Ha de ser desde la integración y por lo tanto superación y crecimiento que conlleva, desde donde podemos realizar una auténtica sanación.

Las plantas nos pueden ayudar a ello. Cuando uno se abre a escuchar sus mensajes, necesariamente amplía su conciencia de Unidad, de que la planta y yo somos uno, somos lo mismo. Si esto se hace con respeto, las plantas son grandes maestras para el ser humano.

Tradicionalmente hemos conocido ese trato especial y sagrado con las plantas a través del chamanismo. Ciertos tipos de chamanismo usan “plantas maestras” para alcanzar estados de conciencia alterados, superiores o expandidos. En ellos las plantas comunican al hombre información y mensajes de importancia vital para el que solicita la información.

Todo el reino vegetal produce plantas beneficiosas, saludables, generosas…

Los aceites esenciales son la quintaesencia de algunas plantas. Son la máxima expresión energética que en algunas ocasiones podemos disfrutar de ciertas plantas. Están en la frontera entre lo físico y lo sutil de una forma muy hermosa: cuando se manifiestan en forma “sólida”, poseen una composición química muy potente y rica a la vez. Pero cuando comienzan a evaporarse, se tornan invisibles, etéricos, y pasan  a actuar sobre nuestra mente y cuerpos sutiles de forma magnífica. En el intermedio, nos procuran placer y beneficios.

Es por todo ello que la aromaterapia es una de las más hermosas y versátiles entre las terapias naturales que conocemos y la psicoaromaterapia una preciosa niña con un potencial que ni siquiera podemos intuir en estos momentos.

La mayor parte de los tratamientos de psicoaromaterapia se realizan oliendo los aceites esenciales naturales. El masaje es otro muy buen recurso, especialmente para ayudar a alcanzar el nivel de relajación necesario para comenzar a trabajar los problemas emocionales desde un lugar seguro y confortable. Durante el masaje de aromaterapia, hay una pequeña cantidad de aceite esencial que se absorbe a través de la piel y otra parte que se inhala, enviando una señal al sistema límbico/hormonal/emocional.

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