Aceite Vegetal de Ricino (Ricinus communis)
De la familia de las euforbiáceas, el ricino es originario de la India o África. Sea como sea, desde muy pronto se ha cultivado en Oriente Próximo, especialmente en Egipto y Palestina, donde lo llamaban respectivamente “kiki” y “kikayon”. En otros lugares se conoce como palma de Cristo, cherva, querva o crotón, y al aceite como carapato.
En aquella época el aceite de ricino se venía utilizando en gotas para los ojos por sus efectos contra la oftalmía. En nuestras regiones, se cultiva como planta ornamental, pero en los países cálidos, el ricino alcanza una altura de 10 metros y un tronco de 50 cm de diámetro.
De sus semillas se extrae un aceite ligeramente amarillo que se enrancia con facilidad. Es inocuo para la salud, al contrario de lo que afirman algunos escritos, porque son los restos de las semillas los que contienen ricina y ricinina, dos toxinas eminentemente potentes. Aparte de sus efectos laxantes, este aceite se utilizará por sus propiedades curativas en el metabolismo, el aparato digestivo y el sistema inmunitario (refuerza las defensas). El doctor Garey de Phoenix (Estados Unidos) elaboró hace un cuarto de siglo una lista relativamente completa con todas las patologías que se pueden curar o mejorar con el uso frecuente del aceite de ricino, sin olvidarnos de los trabajos del doctor Solomides, sobre la acción para tratar el cáncer que ejercen los aldehídos procedentes de la destilación del aceite de ricino, puesto que en la destilación está presente una molécula bioquímica con propiedades anticancerígenas y bactericidas. Edgar Cayce aconsejaba el uso frecuente y externo del aceite de ricino en cataplasma caliente para aliviar las afecciones del vientre y acabar con diversos dolores relacionados con traumatismo como moratones, hematomas, esguinces…
En caso de otitis, una gota tibia en el oído.
Índice de yodo: 82.90.
Composición del aceite de Ricino
Ácido linoleico: 2,5-7%
Ácido linolénico: < 1%
Ácido ricinoleico: 85-92%
Ácido oleico: 2,5-6%
Ácido gadoleico: < 1%
Ácido esteárico: 2,5%
Ácido palmítico: 2%
Ácido dihidroxiesteárico: 0,3-0,7%
Propiedades Terapéuticas
Analgésico, antimicrobiano, antinflamatorio, antimitótico, antivírico, laxante, purgante y regulador del tránsito intestinal.
Indicaciones Terapéuticas
Apendicitis, zumbido de oídos, dolores articulares, esguinces, excrecencias, gastroenteritis, insomnio, micosis, otitis, poliartritis, rinitis alérgica, esclerosis, úlceras de estómago, estrías y verrugas.
Purgante en caso de envenenamiento, inflamación intestinal, cólico, disentería, irritación de las vías digestivas, oclusión intestinal y peritonitis.
Propiedades Cosméticas
Conocido desde la Antigüedad (Cleopatra lo utilizaba como desmaquillador), este aceite de asombrosas propiedades, tanto estéticas como terapéuticas, contiene un 90% de ácido ricinoleico. Aplicado en tratamientos de belleza, posee excepcionales propiedades:
● Fortalece y endurece las uñas
● Acelera el crecimiento de las pestañas y el pelo (untar y masajear unos minutos antes de cubrir la cabeza con una toalla caliente y dejar actuar como mínimo durante una hora, o mejor todavía, toda la noche).
● Regenera e hidrata el pelo seco y estropeado por las permanentes y decoloraciones.
● Alivia las afecciones cutáneas por sus efectos calmantes y cicatrizantes.
● Favorece la desaparición de manchas oscuras en las manos.
● Excelente desmaquillador de cara y ojos.
Precaución: se enrancia rápidamente. Debe conservarse en un frasco opaco al resguardo de la luz durante un máximo de seis meses.
Para Cabellos Secos, Opacos, Encrespados, Caída del Cabello
El aceite de Ricino es particularmente interesante en el cuidado del cabello por dos razones. La primera, su excepcional concentración de ácido ricinoleico. Este ácido graso, que no se encuentra en ningún otro lugar, le da una textura muy viscosa que ayudará a envolver el cabello, nutrirlo y así fortalecer la fibra capilar. Este ácido graso también tiene propiedades antifúngicas y antibacterianas para purificar el cuero cabelludo. Y un cuero cabelludo sano, se traduce en un cabello sano. La segunda razón se debe a la presencia de vitamina E en su composición. La vitamina E es un antioxidante natural que protege el cabello de las agresiones externas, lo repara y estimula su crecimiento. También promueve la microcirculación del cuero cabelludo, y así estimula el suministro de nutrientes al bulbo piloso.
Consejos de aplicación: aplicar una mascarilla capilar sobre el cabello seco y desenredado con la cantidad necesaria. Insistir en las puntas y masajear suavemente el cuero cabelludo. Dejar actuar durante al menos una hora, o durante toda la noche, luego lavar con champú de la forma habitual. Muy viscoso, el aceite de ricino puede diluirse en otro aceite vegetal (dependiendo del tipo de pelo) al 50%, por ejemplo.
Aceites esenciales complementarios: en caso de cabello seco, dañado o encrespado, se pueden añadir aceites esenciales de Lavanda o Ylang Ylang al aceite vegetal. Contra la caída del cabello, el Nardo del Himalaya, el Jengibre o el Pomelo serán más eficaces.
Otros aceites vegetales adecuados: son muchos los aceites vegetales que se utilizan para nutrir el cabello: Argán, Aguacate, Manteca de Karité, Coco o Manteca de Cacao.