¿Qué Son los Aceites Vegetales?
Los aceites vegetales hacen mucho más que actuar como simples agentes disolventes en las sinergias con aceites esenciales, ya que poseen unas maravillosas cualidades nutritivas. Compuestos por cadenas de diferentes ácidos grasos, vitaminas y minerales, son absorbidos por las capas superiores de la piel, tanto si los aplicamos solos como acompañados por un aceite o una mezcla de aceites esenciales, pues en ambos casos confieren a nuestra piel un tacto suave y sedoso.
Los aceites portadores, también llamados «base», «vegetales», «vehiculares» o «transportadores», son aquéllos que se emplean para ser vehículo de las propiedades de determinadas plantas y flores que, por sus características, presentan la dificultad de obtener un aceite directo (como la rosa mosqueta) o, de poder obtenerse, sería muy costoso. Los aceites base de alguna forma absorben («portan») las propiedades fundamentales de plantas y flores, por ello reciben el nombre de «portadores».
Estos aceites base, son utilizados en Aromaterapia para mezclarse con unas gotas del aceite esencial que se desee, pues a excepción del aceite esencial de lavanda, que se puede usar directamente sobre la epidermis, los restantes aceites son demasiado concentrados (irritantes) para ser utilizados sin diluir.
De alguna forma cualquier aceite vegetal puro y sin refinar, gracias a sus cualidades de absorción, podría etiquetarse como «aceite portador», sin embargo, se tienden a usar aquellos que presentan unas características determinadas:
● Nada o escaso olor
● Que se extiendan fácilmente sobre la piel
● Que tengan propiedades suavizantes (no irritantes) en contacto con la piel
En ese sentido, son ideales aceites como el de girasol o el de almendras dulces, sólo que el primero presenta el inconveniente de que es de rápido enranciamiento, con lo cual, en caso de usarlo, sería interesante usar un aditivo antioxidante como la vitamina E. Por otra parte, aunque el aceite de oliva virgen posee un olor muy fuerte, hay personas a quienes no les desagrada en absoluto, así que puede usarse perfectamente como aceite portador, ya que su único inconveniente está más relacionado con el gusto por el aroma que con otras razones. Al fin y al cabo, el aceite de oliva es oro líquido y sus propiedades para la piel son excelentes, siendo uno de esos aceites que no contienen sustancias alergénicas.
Los aceites vegetales que se emplean como portadores deben obtenerse por prensado en frío y filtrados sin adición de solventes. Asimismo, deben estar libres de aditivos sintéticos, colorantes e impurezas. Los aceites vegetales naturales se absorben con facilidad por su semejanza con el aceite natural de la piel (sebo).
No deben usarse aceites minerales, pues al ser subproductos sintéticos del petróleo, actúan como barrera protectora resbaladiza de la piel, o sea que no la penetran, además, pueden inhibir o debilitar la acción de los aceites esenciales.
Para obtener los mejores resultados posibles, los aceites portadores deben conservarse durante un tiempo máximo de nueve meses a una temperatura aproximada de 10 grados centígrados y en un lugar oscuro. Algunos pueden guardarse en la nevera, pero otros no (como la jojoba), ya que podrían solidificarse.
Dilución de los Aceites Esenciales: ¿Por qué elegir Aceites Vegetales?
● Porque un aceite esencial es completamente soluble en cualquier aceite vegetal: la dilución es óptima.
● Porque se puede hacer variar el grado de penetración cutánea de los aceites esenciales eligiendo el aceite vegetal según su nivel de acción: la epidermis (p. ej. aceite vegetal de Rosa Mosqueta, de Borraja); la dermis (p. ej. aceite vegetal de Avellana, de Sésamo); o la hipodermis (los músculos), a menudo pensados para una acción potente y profunda (p. ej. aceite vegetal de nuez de Albaricoque).
● Porque mejoran la tolerancia cutánea de los aceites esenciales, especialmente sobre las mucosas, las pieles sensibles (niños o pieles atópicas), y cuando son irritantes (por ejemplo, aceite esencial de Eucalipto citriodora, Verbena exótica...).
● Porque reducen la toxicidad de algunos aceites esenciales peligrosos, incluidos los que contienen cetonas (por ejemplo, aceite esencial de Menta piperita, Romero QT alcanfor...).